Amarre Hechizo de Belleza Eterna
Un hechizo de belleza hará que funcione donde otros verán la verdad de lo hermoso que realmente eres.
La cosa asombrosa sobre este encanto de la belleza es que trabaja por la eternidad que saca no sólo su belleza física en el exterior pero también la hará donde otros reconocerán verdad su belleza en el interior también.
Usa el hechizo de Belleza Eterna para mejorar tu belleza física trabajando profundamente dentro de ti en tu belleza interior y manténgalo de esa manera por la eternidad.
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Ingredientes para el hechizo de belleza eterna
• 1 Vela Negra
• 1 vela blanca
• Incienso Lilac
• Aceite de coco
Cómo lanzar el hechizo de belleza eterna
Echa tu círculo alrededor de tu altar creado y toma la sal marina y úsala para dibujar un círculo físico. Una vez que el círculo ha sido fundido y sacado tomar el aceite de coco en su mano y luego tomar la vela blanca en su poder mano y ungir con el aceite de coco. Una vez que haya hecho esto, coloque la vela blanca en el centro del círculo y recoger la vela negra. Untar con el aceite de coco y colocar directamente debajo de la vela blanca, asegurándose de que la vela negra se coloca fuera del círculo y está en una línea vertical con la otra vela.
Ahora encienda el incienso y arrodíllese dentro del círculo enfocándose en traer su luz interior y belleza a la superficie, dejando que brille más brillante que nunca. Una vez que haya visualizado y esté en profunda concentración, diga lo siguiente:
Evoco mi luz interior
La belleza una vez escondida, ahora se revelará
Muestro mi verdadero yo a la vista del mundo
Por el Dios y las Diosas
Deberás ver
Mi luz verdadera y ésta brillará para ti.
Después de hablar el hechizo de belleza entonces necesitará encender la vela negra usando la vela blanca para iluminarla con decir el siguiente exactamente tres veces como usted lo hace.
Por todo el poder de la tierra y del mar
Como lo haré así será.
Por todo el poder del fuego y del aire
Cumplido sea ahora mi deseo.
Después de cantar las tres veces anteriores tendrá que quitarse la vela blanca (no la apague). Que la vela negra y el incienso se quemen completamente.